La composición del microbioma era diferente tras tres meses de uso diario, hallando micoorganismos asociados a enfermedades periodontales.
Golpe al Listerine_ un estudio relaciona su uso con una mayor presencia de bacterias en la boca
El uso de enjuagues bucales es habitual en muchas personas como complemento al cepillado de dientes y para prevenir, entre otras cosas, el mal aliento. Pero el consumo continuado de algunos, como el famoso Listerine, puede hacer proliferar bacterias perjudiciales para el organismo, según un nuevo estudio.
Publicado en la revista Journal of Medical Microbiology, la intención del trabajo era evaluar el efecto de Listerine Menta Fresca, uno de los tipos de enjuague de la famosa marca, en el microbioma de hombres que tienen sexo con hombres.
¿Por qué en esta población? Desde hace tiempo se lleva investigando las posibilidades de los enjuagues bucales para prevenir infecciones de transmisión sexual como la gonorrea, clamidia o sífilis. Frente al creciente problema de las bacterias resistentes a antibióticos, algunos de estos enjuagues podrían evitar el uso de fármacos que acabaran contribuyendo a las resistencias.
Estudios recientemente publicados han sugerido que Listerine, sin embargo, no reduce la incidencia de gonorrea en comparación con un placebo.
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Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Amberes (Bélgica), liderados por J.G.E. Laumen, del Instituto de Medicina Tropical, se plantearon qué efecto tenía este enjuague en el microbioma orofaríngeo, es decir, la población de microorganismos (bacterias, virus, hongos,etc.) que habitan en nuestra boca, garganta y fosas nasales. Participaron 59 hombres a los que se les tomaron muestras bucales mediante hisopos antes de iniciar el tratamiento, a los tres meses y a los seis.
La mitad de ellos comenzaron tomando Listerine de forma diaria y cambiaron a placebo en el segundo trimestre, mientras que la otra mitad hizo justo lo contrario. Ninguno sabía, sin embargo, si lo que estaba tomando era el enjuague bucal o un producto similar pero sin sus propiedades. Al analizar los resultados observaron que las bacterias del género Streptococcus eran las más abundantes (61,7%), seguidas de los géneros Prevotella (13,5%) y Veillonella (10%). Pero también observaron que la composición del microbioma era significativamente diferente tras tres meses y que las bacterias Fusobacterium nucleatum y Streptococcus anginosus se encontraban en mayor abundancia tras el uso de Listerine. Estos micoorganismos se han asociado a enfermedades periodontales, esofágicas y a cáncer colorrectal, entre otros.
«Estos hallazgos sugieren que el uso habitual de Listerine debería considerarse con cautela», concluyen los investigadores.
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El año pasado, una revisión de estudios señalaba que, mientras que algunos enjuagues han demostrado eficacia clínica por sus propiedades antimicrobianas, su uso podía llegar a causar disbiosis, donde ciertas especies sucumbirían ante el colutorio pero otras —entre ellas, algunas no deseadas— permanecerían y acabarían predominando, ocupando el hueco dejado por sus compañeras.
«Analizar bacterias es muy complicado y los resultados pueden variar según el momento del día», explica Jaime Jiménez, dentista de la clínica Ciro de Madrid.
A pesar de esto y del bajo número de participantes en el estudio, el experto señala que hay que tener en cuenta sus conclusiones y estudiarlas en poblaciones mayores. Con todo, se muestra crítico con el fácil acceso a todo tipo de colutorios y cree que debería estudiarse la posibilidad de dispensarlos solo bajo prescripción, para evitar un uso intensivo. «El mero hecho de utilizarlos libremente hace que tapes problemas que puedan estar causando esa halitosis, como desajustes, mala higiene o problemas
digestivos».
Adicción al Listerine
«Su recomendación es muy variable, depende mucho de los clínicos», comenta. «Nosotros los utilizamos para tratamientos específicos, posteriores a cirugías principalmente, pero no nos gusta recomendarlos en el día a día: hay pacientes para los que es adictivo».
Jiménez cuenta que ese uso continuo —para evitar el mal aliento, generalmente— puede acabar causando irritaciones en las papilas y la mucosa. «Generalmente, vienen con bocas muy irritadas», señala.
Coincide con él Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España, para el que el uso de colutorios «debe reservarse para aquellos casos clínicos en los que el dentista lo estime necesario».
Para Castro, deberían ser utilizados solo bajo prescripción y nunca «ser un producto de autoconsumo, puesto que un uso prolongado puede tener consecuencias como la aparición de sarro, tinciones dentarias indeseables y, sobre todo, lo más importante, la posibilidad de enmascarar determinadas lesiones que pueden ser graves».
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También recuerda que los enjuagues bucales no sustituyen el cepillado de los dientes (mínimo, dos veces al día), «con pasta dentífrica fluorada, acompañado del uso de seda dental o cepillos interdentales».
En cambio, Paula Matesanz, vicepresidenta de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), no considera que haya que vigilar su uso. «Los colutorios están evaluados y es altamente evidente que no son tóxicos. Ayudan a la prevención y no tienen grandes efectos adversos, más allá de cuestiones menores».
La experta recuerda que hay muchos tipos de enjuagues bucales distintos, tanto en sus ingredientes principales (aquellos que le dotan de las características antisépticas) como en los excipientes.
«Hay colutorios que buscan el control de la inflamación de las encías, otros que sirven para prevenir la caries, otros buscan controlar la halitosis o la sensibilidad de las encías».
Colutorios desaconsejados
Solo en algunos casos están desaconsejados: en niños pequeños que puedan tragárselo, en alcohólicos (porque algunos están formulados con alcohol), personas con afecciones de la mucosa oral y, «sin excesivo fundamento científico, algunos países limitan el uso en embarazadas».
Matesanz sostiene que los profesionales deben tener una formación adecuada sobre su uso para utilizarlos de la forma idónea, pero «no creo que limitar el acceso vaya a mejorar nada. Sería como limitar el acceso a antiinflamatorios como el ibuprofeno o el paracetamol».
Por su parte, Rocío Cerero, miembro de la comisión científica del Colegio de Odontólogos de Madrid, ha señalado que los colutorios «se deben usar bajo la recomendación del odontólogo» y que, si contienen alcohol, están desaconsejados «para las personas con patología de la mucosa oral». Además, señala que «las conclusiones del estudio son arriesgadas y deben ser valoradas muy cuidadosamente, ya que está realizado en una población especial, es un cross over (diseño de casos cruzados)».