Nuestra patrona
Los historiadores cristianos han proclamado que en los últimos años de mandato del emperador Filipo el Árabe (entre 244 y 249), durante las festividades para conmemorar el milenio de la fundación de Roma (tradicionalmente en 753, ubicando la fecha de fundación cerca del 248 a. C.) la furia de la muchedumbre alejandrina se convirtió en ira y cometieron sangrientas atrocidades contra los cristianos que las autoridades no se esforzaron por detener, luego que uno de los poetas en la muchedumbre profetizara una calamidad.
Dionisio, el Obispo de Alejandría (247-265), relata los sufrimientos de sus feligreses en una carta dirigida a Fabio, el Obispo de Antioquía; algunos largos extractos de la carta se han preservado en Eusebius Historia Ecclesiae (yo: vi: 41). Después de describir cómo un hombre y mujer cristianos, Metras y Quinta, fueron agarrados y asesinados por la muchedumbre, Metras fue martirizado clavándole clavos en sus ojos, a Quinta se le obligo a rezarle a ídolos y en vez de adorarlos los insulto, por esta razón la sacaron de la cuidad a lo talones y la lapidaron, y de cómo las casas de varios otros cristianos fueron saqueadas, Dionisio continúa:
«En ese tiempo Apolonia, Parthénos Presbytis, era considerada importante. Estos hombres la agarraron también y con repetidos golpes rompieron todos sus dientes. Entonces amontonaron palos y encendieron una hoguera afuera de las puertas de la ciudad, amenazando con quemarla viva si ella se negaba a repetir, después de ellos, palabras impías, como blasfemias contra Cristo o invocación a dioses paganos. Por petición propia, fue entonces ligeramente liberada, saltando rápidamente en el fuego, quemándose hasta la muerte».