BRUXISMO, El trastorno de rechinar los dientes que tiene más riesgos que beneficios
Bruxismo, el trastorno de rechinar los dientes que tiene más riesgos que beneficios
Roxana Ibañez Machado 30/08/2023 06:00 Actualizado a 30/08/2023 07:40
BRUXISMO, EL TRASTORNO DE RECHINAR LOS DIENTES QUE TIENE MÁS RIESGOS QUE BENEFICIOS
Puede ser un hábito normal hasta cierto punto, pero cuando influye en la calidad de vida provocando una serie de malestares, hay que consultar con los expertos y buscar el tratamiento personalizado más adecuado
Según el Consejo General de Dentistas, el 23% de la población española padece esta patología tras la pandemia, que disparó los niveles de estrés y ansiedad
Dientes que rechinan por las noches como si tuvieran voluntad propia o que se aprietan durante el día sin darse cuenta, mandíbulas tensas sin saber por qué… Estos movimientos inconscientes son un trastorno que se llama bruxismo, además de poder ser síntomas claros de estrés o ansiedad, y suelen tener consecuencias no solo para la dentadura. Aunque algunos estudios recientes indican que también pueden ser alertas que impidan males peores.
El bruxismo ha aumentado de manera notable en los últimos años. El Consejo General de Dentistas de España confirma en el Libro Blanco 2023 el crecimiento de este problema en el país: ha pasado del 6% en 2019 al 23% en la actualidad, y se atribuye este incremento a la pandemia, que agravó la ansiedad y el estrés entre la población. Y si bien apretar los dientes puede ser normal hasta cierto punto, cuando influye en la calidad de vida provocando una serie de malestares, hay que vigilarlo y consultar con los expertos.
Trastorno de día o de noche
Pero, ¿Qué es exactamente el bruxismo? Según explica Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España, es una disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), que se encuentra entre el hueso temporal y la mandíbula, permitiendo la dinámica mandibular. Esta articulación es importante para las funciones de masticación, deglución y fonación. Este trastorno puede producirse tanto de día como de noche. “El de tipo diurno está relacionado con estímulos externos de tipo psicosocial o ambiental, mientras que el nocturno es de tipo muscular, que provoca movimientos mandibulares y el rechinamiento de los dientes durante las horas de sueño con un ritmo involuntario”, detalla Castro.
Más que hablar de diurno o de nocturno, otros especialistas como la doctora en odontología Eva Willaert Jiménez-Pajarero prefieren clasificarlo como bruxismo de vigilia o de sueño. “El de vigilia sería aquel en el que estamos despiertos, apretamos los dientes y solo nos damos cuenta hasta que nos duele algo, sería como cuando tienes una mala postura en el ordenador, que no te das cuenta hasta que el dolor te avisa», dice. En cambio, “en el bruxismo del sueño lo que hacemos es apretar o rechinar lo dientes, es decir, una actividad repetitiva mientras dormimos, incluso si lo hacemos durante el día”, sostiene Willaert, que es también profesora asociada de Prótesis y Disfunción Craneomandibular en la Universitat de Barcelona (UB).
Eso sí, el bruxismo de sueño y el de vigilia también pueden aparecer en muchas personas de forma conjunta, lo que se llama comorbilidad. En otras palabras, se pueden padecer ambos trastornos a la vez, aunque los estudios no han logrado determinar si uno es factor de riesgo del otro. Sin embargo, cabe resaltar que son dos entidades distintas que se pueden tratar de manera independiente, matiza Willaert.
Escapatoria para el estrés
“Las causas más frecuentes del bruxismo son el estrés y la tensión, pero hay otros motivos que pueden provocarlo, como la maloclusión, asimetría esquelética, artritis o el trastorno degenerativo e inflamatorio de las articulaciones temporomandibulares”, sostiene Castro.
Diversas investigaciones recientes han aportado nuevas perspectivas sobre el bruxismo. En un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid, realizado antes, durante y después de la pandemia, se llegó a la conclusión de que los diferentes estados de ansiedad influían en el tipo de bruxismo. Así, el de vigilia se vinculaba más a la actividad diurna inmediata mientras que el bruxismo del sueño se relacionaría más con el estrés pasivo.
Otro estudio del que informó The New York Times, que citaba como fuente la Asociación Dental Americana (ADA), incidía en que el estrés provocaba sobreproducción del ácido estomacal y el reflujo, y alentaba a beber más alcohol, lo que relaja los músculos del cuello: esos tres serían factores favorecen el bruxismo.
«Las causas más frecuentes del bruxismo son el estrés y la tensión, pero hay otros motivos, como la maloclusión, asimetría esquelética, artritis o el trastorno degenerativo e inflamatorio de las articulaciones temporomandibulares”
Óscar Castro Reino Presidente del Consejo General de Dentistas de España
El cambio de mirada que proponen estas investigaciones llega incluso a plantear que el bruxismo podría tener algún aspecto positivo. Por un lado podría ser un mecanismo de escape al estrés cuando es de vigilia. Y por el otro, podría proteger de alguna manera frente al reflujo gástrico y la apnea obstructiva del sueño. “Quizás el bruxismo está sirviendo de factor protector, es decir si la apnea es una falta de paso de aire, un colapso de la vía por la lengua mientras duermes, una de las hipótesis es que el bruxismo sirve para activar la musculatura y abrir la vía”, afirma Willaert.
La relación entre el estrés y la ansiedad con el bruxismo de vigilia es incuestionable y así lo ponen de manifiesto numerosos estudios, comenta Castro. “Estas investigaciones lógicamente escapan al ámbito puramente odontológico, pero en cualquier caso, sea o no un mecanismo de escape al estrés, parece obvio que origina efectos no saludables sobre la salud oral”, puntualiza Castro.
«Quizás el bruxismo está sirviendo de factor protector, es decir si la apnea es una falta de paso de aire, un colapso de la vía por la lengua mientras duermes, el bruxismo podría servir para activar la musculatura y abrir esa vía”
Eva Willaert Profesora asociada de Prótesis y Disfunción Craneomandibular en la UB
También cabe resaltar que hoy el bruxismo está considerado como uno de los trastornos del sueño, agrega Castro. Según el especialista, para averiguar el origen y el grado de gravedad de esta patología se debe acudir al dentista ante los primeros síntomas, que suelen ser dolor de cabeza y de cuello, molestias en los músculos de la cara, desgaste dental y chasquidos al abrir o cerrar la boca. “Es de vital importancia saber cómo tratar el bruxismo con el fin de mejorar la calidad de vida del paciente y evitar problemas mayores», avisa Castro.
“Sin embargo, es normal rechinar los dientes. ¿Y qué significa esto? Pues que pueden haber personas que lo hagan y no padecen de bruxismo ya que esta actividad es habitual durante todas las noches”, comenta Willaert. Porque, al contrario de lo que se cree, el rechinar de dientes no ocurre mientras sueñas. Los estudios sobre el sueño indican que estos episodios ocurren durante la fase no REM- donde hay actividad muscular- en la que a ratos ocurre lo que llamamos microdespertar, donde hay una activación cerebral, muscular y cardiorrespiratoria y un último evento de actividad muscular que a veces va acompañada de contacto dental, a veces no, detalla Willaert
Normalmente la persona que ‘bruxa’ tiene con mayor frecuencia estos episodios rítmicos que suceden durante la fase no REM y que reciben el nombre de AMMR (Actividad muscular Masticatoria Rítmica), según describe Willaert. “La frecuencia de estos episodios, según los estudios de la medicina del sueño, indican que lo normal son dos o tres cada hora, pero si hay más de cuatro es cuando aparecen o se escucha lo que popularmente llamamos rechinamiento de dientes. Actualmente estamos haciendo estudios en la universidad con estudiantes de 21 años y hay gente que incluso llega a hacer hasta ocho episodios”, concluye Eva Willaert, que es también experta en medicina dental del sueño, con certificado de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes).
No se ha podido determinar, sin embargo, una correlación entre un mayor número de episodios y más dolor o más problemas. “El bruxismo no es igual en todos los individuos, hay gente que tiene un alto índice durante la noche y al día siguiente ni se entera y no le duele nada, pero hay otros que tienen dolor muscular, dientes desgastados o rotos, lenguas que aparecen con hendiduras de apretarlas e incluso implantes que se aflojan aunque estén bien hechos, argumenta Willaert. “Cuando una persona tiene episodios y no supone ninguna alteración en su calidad de vida no representa un problema – continúa la experta- pero cuando le está generando dolor mandibular, trastornos del sueño, se levanta machacada o con dolor de cabeza hay que preocuparse de mirarlo y corregirlo”.
El desgaste dentario y los trastornos en la articulación temporomandibular son los principales riesgos del bruxismo
Los principales riesgos del bruxismo no tratado son, por una parte, el desgaste dentario (debido a la atrición de los dientes) que lleva a una pérdida de esmalte y dentina, con la subsiguiente aparición de sensibilidad dentaria. Y, por otra parte, la aparición de trastornos en la articulación temporomandibular con posible presencia de dolor, chasquidos e incluso limitación de la apertura de la boca, avisa Óscar Castro.
Los tratamientos adecuados
Tal como explica Castro, el tratamiento suele ser multidisciplinar y puede incluir la odontología neuromuscular, fisioterapia, tratamiento de posibles maloclusiones y utilización de férulas, además del tratamiento previo de posibles lesiones de caries o ausencias dentarias. “En algunos casos se emplean fármacos tanto para tratar la ansiedad como la inflamación de la articulación, así como técnicas de relajación, control de estrés y fisioterapia. La cirugía solo se recomienda en casos extremos”, matiza el presidente del Consejo General de Dentistas de España.
Es relativamente frecuente que sea necesario recurrir a tratamientos combinados, tanto de índole puramente odontológico (férulas, rehabilitación, ortodoncia, etc.) como interdisciplinario con intervención de otros profesionales (expertos en medicina del sueño, fisioterapeutas, psicólogos, etc.). La determinación de la causa que lo produce es clave para corregirlo a medio plazo, enfatiza Castro.
«Es de vital importancia saber cómo tratar el bruxismo con el fin de mejorar la calidad de vida del paciente y evitar problemas mayores»
Óscar Castro Reino Presidente del Consejo General de Dentistas de España
Eva Willaert advierte que debe tenerse en cuenta que el bruxismo no es una enfermedad sino una patología, como la fiebre, por ejemplo, y como puede tener más de una causa será necesario indagar en ello. “No se puede aplicar un tratamiento de ortodoncia solo porque alguien nos dice que le rechinan los dientes; individuos con la boca perfecta igual pueden apretar o rechinar los dientes porque el interruptor está en nuestro cerebro y no podemos decirle a alguien que cambiando su mordida dejará de hacerlo”, aclara la odontóloga.
Según Willaert, el bruxismo es como la punta del iceberg. La Asociación Americana de Medicina Dental del Sueño recomienda indagar sobre la frecuencia del rechinamiento, los signos de desgaste o daños, factores de dieta o de erosión dental (como el consumo de bebidas carbonatadas) o hábitos como el consumo de tabaco, alcohol o drogas de síntesis. Cada caso es diferente. Según sus datos, el bruxismo del sueño suele ocurrir en un 14-18% de niños y adolescentes, un 8-10% en adultos y solo en un 3% a partir de los 50 años.
Relajación y la ayuda de la fisioterapia
Otras medidas complementarias que pueden ayudar son las que propone el Colegio de Fisioterapeutas de Galicia (CoFiGa) en su página web para ayudar a restaurar el movimiento muscular de la mandíbula y, consecuentemente, reducir el dolor ocasionado por el bruxismo y en muchas ocasiones causado por los altos niveles de ansiedad y estrés. CoFiGa sugiere un ejercicio sencillo para relajar esta región: mantener la presión con los dedos en el músculo masetero a la vez que abrimos un poco la boca, posteriormente quitamos la presión para cerrar la boca y repetimos sin generar dolor.
Eva Willaert también recomienda ejercicios de apertura, descontractura, respiración profunda y abdominal, entre otros. Por ejemplo, hacer ejercicios de relajación de la mandíbula tan sencillos como abrir o cerrar la boca, movimientos de desengrase de la mandíbula colocando el dedo en los labios o potenciar con abrir contra la resistencia, es decir, poniendo la mano debajo de la barbilla en forma de puño mientras se intenta abrir la boca.